Muchas personas tropiezan una y otra vez justo cuando están por brillar. No es falta de talento ni de esfuerzo, sino el peso de cargas emocionales no resueltas y culpas que sabotean su desarrollo personal. Estos bloqueos invisibles hacen que el éxito se sienta ajeno o inmerecido.
Esta semana exploramos cómo reconocer esas limitaciones internas puede transformar por completo la manera en que nos acercamos al crecimiento, al éxito y, sobre todo, a la plenitud personal.
Tu bienestar empieza con un primer paso. Reserva una sesión introductoria gratuita de 15 minutos con Becky, autora de Recetas Para La Vida: Reserva tu sesión.
En esta breve pero poderosa conversación:
Tendrás un espacio seguro
Identificarás un área clave de tu desarrollo personal
Recibirás una guía clara y práctica para dar tu siguiente paso
Tengo sensibilidad, tengo talento, tengo visión. ¿Entonces por qué me estanco y no puedo progresar y lograr lo que quiero? ¿Por qué, si deseo éxito y abundancia, término saboteando con miedos, dudas y excusas?
Y lo más duro: ¿por qué si tengo tanto brillo y cualidades, no tengo el reconocimiento que me gustaría o que según “merezco”? ¿Por qué no tengo una compañía sólida, ni abundancia económica estable, ni una vida sin límites, si tanto lo deseo y tanto he trabajado en mí?
Uno puede tener sensibilidad, inteligencia, intuición, creatividad, compasión... y aún así tropezar con las mismas carencias.
No es contradicción, es humanidad.
Una parte puede tener todo para brillar. Pero hay otra parte que aún no se siente autorizada. Esa parte arrastra miedos antiguos, culpas heredadas, mandatos invisibles que no te dejan despegar del todo.
No es que no se pueda. Es que internamente hay una parte que todavía cree que no debe, no puede o no le corresponde.
Los miedos no son caprichos. Son formas de protección que la mente construyó para sobrevivir en algún momento.
Si alguna vez fuiste juzgada por destacar, hoy te saboteas cuando estás por lograrlo.
Si aprendiste que tener demasiado causaba conflicto, hoy temes la abundancia.
Si alguna vez recibir amor implicó adaptarte o callarte, hoy temes mostrar tu verdad.
El miedo no está para ser eliminado. Está para ser reconocido, entendido y transformado.
No es que no avances. Es que hay fidelidades internas que te atan a una historia emocional que te resulta conocida. Tal vez más segura que una libertad que aún no sabes habitar.
Lo que te frena no es tu falta de capacidades. Es la lealtad silenciosa a un dolor antiguo que todavía no sabe soltarte.
Pero aquí viene el punto de quiebre...
Esa decisión es poderosísima. No quieres cambiar para agradar ni encajar. Quieres transformarte para vivir plena, sin miedo, sin carencias que te saboteen.
Y esa decisión ya abre el camino.
¿Qué es?
Es una acción concreta y emocional: darte permiso de ser abundante, valiosa, libre y sin culpa.
¿Para qué sirve?
Para desarmar creencias internas que asocian tener con sufrir.
Para soltar la necesidad de justificar tu brillo.
Para empezar a vivir como si ya fueras esa mujer que deseas ser.
Dìcete: “Tengo permiso para estar bien”.
Escríbelo: “Hoy me permito vivir sin miedo a tener”.
Respira desde el cuerpo que ya sabe lo que merece.
¿Conoces a alguien que podría beneficiarse de estas estrategias? Comparte este boletín
Me doy permiso para prosperar sin aferrarme a las creencias limitantes que aprendí.
Acepto, merezco y deseo vivir una vida plena, libre y abundante. Lucho con convicción y disciplina por aquello que sueño. Tengo la disposición para recibir las bendiciones que me tocan y reconozco con claridad las oportunidades que el universo me ofrece.
Elijo cambiar mi historia, la re-escribo y la transformo, porque soy protagonista de mi propio guión de vida.
¿Alguien te reenvió este correo? ¡Excelente! Suscríbete aquí.
Reply